Villa del Río es un municipio de la provincia cordobesa que en el año 2016 (INE) contaba con 7.301 habitantes. Su extensión superficial es de 22 km² y tiene una densidad de 337,8 habitante/km². Se encuentra situada a 52 kilómetros de la capital de la provincia cordobesa.

La Protohistoria se halla bien representada en este municipio gracias a la presencia de materiales del Bronce Final y a la época Ibérica. Hay que destacar la aparición de cerámicas griegas, que testimonian la pujanza económica de la zona e indican que no permaneció ajena a los intercambios comerciales del mundo turdetano con las costas mediterráneas. Cerámicas ibéricas pintadas con la típica decoración geométrica halladas en las cercanías del casco urbano junto con materiales romanos, nos indican la existencia de núcleos ibero-romanos que tienen su razón de ser en la ocupación de carácter rural. La mayoría de estos enclaves perduraran hasta época tardorromana lo que refleja el esplendor económico de la zona, determinada por la proximidad al Guadalquivir y a la llamada Vía Augusta. Desde su conquista en 1260 por parte de los cristianos, permaneció esta ciudad a la jurisdicción del concejo de Córdoba, siendo en el año 1469 debido a la guerra civil entre Enrique IV y el infante don Alfonso, cuando la localidad se desvinculó del concejo de Córdoba y se convirtió en señorí­o de Fernán Pérez de Montemayor, hermano del señor de Montemayor y Alcaudete.

Han sido varios los nombres con los que se ha identificado esta población: “Sissia”, “Ripa” (ribera), “Aldea de Orabuena”, “Aldea del Río”, la denominación actual será fruto de Felipe IV quien le da el nombre que ha mantenido hasta la actualidad: Villa del Rí­o. 

De la época romana se conserva ese magnífico puente sobre el arroyo Salado, en la antigua Vía Romana, así como las aceñas o molinos hidráulicos de harina sobre el Guadalquivir, que más tarde utilizarían también los árabes.

Hay que destacar los importantes movimientos sindicales en esta localidad a comienzos del siglo XX, así como el papel jugado durante la Guerra Civil al encontrarse en la frontera de los dos movimientos políticos enfrentados.

La ribera del río Guadalquivir a su paso por Villa del Río, constituye un amplio mosaico de flora típica ribereña. El amplio meandro propio del tramo medio del río Guadalquivir , a su paso por Villa del Río, diferencia claramente ambas márgenes u orillas. Estos cinturones de eneas, carrizos y juncos, resultan importantes para el desarrollo de los pequeños alevines, que frágiles y mal dotados para la natación en aguas libres, buscan cobijo entre las praderas acuáticas para defenderse de los múltiples depredadores que le acechan incansablemente