Villafranca de Córdoba, como bien indica su nombre es una villa de la provincia cordobesa. En el año 2016 contaba con 4.918 habitantes, su extensión superficial es de 58 km² y tiene una densidad de 67,1 habitante/km². Se encuentra a tan solo 27 kilómetros de la capital Cordobesa.

Restos arqueológicos localizados en este término municipal nos ofrecen una cronología que abarca desde el Bronce Final hasta la época ibero-turdetana. De época romana contamos con los restos de una calzada   con restos cerámicos hallados en su sector meridional y en las proximidades del actual núcleo urbano, todos ellos pertenecientes a villas.

El actual nombre de Villafranca surge a mediados del siglo XV. Con anterioridad a esta fecha, la aldea existente en el mismo lugar recibía el nombre de “Cascajar”, topónimo que aparece por primera vez en 1264 y, que surgiría de la abundancia de sedimentos detríticos de suelo del cascajo emergente en un vado del rio Guadalquivir, que facilitaría el tránsito desde el arrecife a la población en el momento de la Reconquista. Villafranca había tenido su origen en l heredad de Cascajar, territorio en el que después de su conquista se llevó a cabo, desde 1267 a 1350, un rápido proceso de concentración de la propiedad por parte del canónigo Aznar Pérez y su familia y del obispo D. Fernando Núñez de Cabrera. La incorporación de Villafranca al marquesado de Priego en 1549 constituye un hecho importante en la vida local, ya que a partir de ese momento la población queda sometida  a la jurisdicción señorial.

En 1359, se le otorga la “Carta Puebla” para que se forme y constituya como núcleo de población, estando los 50 primeros vecinos que repoblaron “El Cascajar” exentos de pagar los impuestos lo que le confiere que pase a llamarse “Villafranca”.

En 1549 Doña Catalina Fernández de Córdoba, Marquesa de Priego y Señora de la Casa de Aguilar, compra Villafranca. Durante esta época la ciudad florece y se desarrolla una economía en torno a la actividad agropecuaria, aunque cabe destacar la industria de manufactura basada en la fabricación de agujas. Esto determina que se conozca Villafranca, como “Villafranca de las Agujas”. En la heráldica del municipio se mantienen a día de hoy una representación de las agujas.

En el siglo XVIII la localidad se vincula a la Casa de los Duques de Medinaceli, al heredar esta familia la casa de Priego, hasta 1913 que el Duque la vende a todos sus vecinos.

Posteriormente sufre la inestabilidad política de finales del siglo XIX y principios del XX, participando en la Guerra Civil Española con amplio protagonismo como frente de batalla entre Adamuz y Montoro, así como la proximidad a la capital de la provincia la hicieron blanco de numerosos combates ente lo que hay que destacar la batalla sin cuartel en los “campos de Marte” villafranqueños.

Actualmente la economía de la localidad se basa en la agricultura, especialmente de regadío, en el sector de la madera, que da ocupación a un buen número de Villafranqueños/as. Resaltamos el sector turístico (parque acuático, escuela de vuelo de ultraligeros, circuito de karting, camping, albergue, restauración,  etc…)